GTO 288 (1985)

El mejor Ferrari, para muchos, que ha salido de Fioriano.

Hizo su debut en el salón de ginebra, por el año 1984, estaba diseñado por Pininfarina, y fué creado con el propósito de ser homologarlo de serie, para poder competir en el mítico Grupo B, aunque la realidad es que nunca llegó a competir en tal categoría, debido a que la FIA en 1985 decidió eliminar esa categoría de los rallyes debido a que se producían muchos accidentes mortales.

Tomando en cuenta la potencia con que contavan los autos con los que se competía, como por ejemplo el Audi Sport Quattro, el Rover MG Metro 6R4 o el Peugeot 205 T16, por nombrar sólo algunos de los coches que participaban en el Grupo B, Autos con mucha potencia, y lo más importante, sin ningún tipo de ayuda electrónica.

Se producieron un total de 272 unidades del Ferrari GTO 288, aunque tan sólo se necesitaban 200 unidades para hacer la homologación de serie, para competir en el Grupo B.

Ferrari ya sabía de la eliminación del Grupo, así que decidió crear las 272 unidades con el fin de poder hacer frente al Porsche 959, el cual si participo en ese Grupo B, (sólo 2 carreras antes de que eliminaran el Grupo). Otro de los motivos por los que creó 272 unidades, fué por la avalancha de pedidos que recibió Ferrari.

El GTO 288 montaba un motor central de 8 cilindros en V a 90º biturbo 2.8 en posición central, tenía 400 cv a 7000 rpm, caja de 5 velocidades y 32 válvulas. Pesaba 1.160 kg, hacía de 0-100 km/h en 4.8 segundos, de 0-200 km/h en 15 segundos y fué el primer Ferrari en sobrepasar los 300 km/h de velocidad maxima y el coche más rápido del momento.

A pesar de lo espartano de equipamiento que pudiera parecer por su reducido peso, contaba con uno de los mejores frente a sus competidores: aire acondicionado, equipo de sonido, volante y asientos en piel.

Buscando las mejores prestaciones y para lograr el bajo peso en el GTO 288, se usó Nomex para la fabricación del carter, el cofre y el techo, y para las puertas se usó fibra de vídrio.

Publicado por:

Arq. Emilio R. Covelo.